Diario Zombi

- El nuevo diario zombi -

lunes, 4 de abril de 2011

Capítulo 4 - Un nuevo amigo (Miguel)

Día 21 (madrugada): Estoy feliz, bueno en parte, en el fondo siempre deseé que pasase algo así, mi punto friki y antisocial deseaban que el mundo se fuese a la mierda, pero he de reconocer que la soledad me está matando, así que descubrir que no estoy solo, me hace sentir feliz.

Lo primero Alberto, agradecerte que grabases ese mensaje por radio anunciando el blog, jamás pensé que mi viejo radioaficionado serviría para algo, gracias a él ahora puedo escribir en este blog y compartir contigo, y espero que con más gente, mi día a día. Supongo que habrás vinculado la contraseña del blog a tu correo para que nadie que escriba aquí pueda eliminar este diario... ¡Pero qué tonterías digo! Se nota que en mi "otra vida" era informático, seguro que has tomado tus medidas...
Me quiero presentar, como ya he dicho, me llamo Miguel, tengo 32 años y hasta hace poco, trabajaba como informático en una pequeña empresa de la que era socio y en la que apostábamos por el software libre. En mis ratos libres, practicaba artes marciales y jugaba a la consola, y como afición más original, grababa cortos con mis amigos... ¡Joder! Cómo los echo de menos a ellos y a mi familia, pero sobre todo a ella...
 
Cuando pasó la catástrofe, afortunadamente, me cogió en casa. No recuerdo exactamente que pasó, escuché una gran explosión y caí desmayado (supongo que me golpeé la cabeza con algo), cuando desperté, dos días después, el teléfono no funcionaba, la gran mayoría de webs habían dejado de funcionar, la televisión no emitía nada y en la única emisora de radio que conseguí sintonizar, decían que usásemos radioaficionados si teníamos, pues si los medios de comunicación fallaban, esto podría salvarnos la vida y en fin, cada día hago la misma rutina, me levanto, enciendo la tele, la radio, internet, etc... en busca de noticias pero nada parece funcionar. Por otro lado, tengo la fortuna de guardar bastantes latas de conservas en casa, pero ya no me queda nada de comida fresca, mi cuerpo me pide fruta, verdura y pescado... bueno, y una buena pizza. No sé hasta qué punto es sano alimentarse a base de fideos chinos, macarrones, lentejas en lata y melocotón en almíbar, pero creo que me puedo sentir afortunado.

A la calle sólo he salido dos veces, la primera vez fue el mismo día que desperté tras la explosión. Ese día no vi a nadie, las calles estaban vacías. Fui a buscar a mi familia, novia y amigos pero no los encontré. La siguiente vez fue hace pocos días, pues como cualquier persona, necesito saber donde están mis seres queridos, pero creo que hasta que me deje de ir la luz y el agua, o me quede sin comida, dudo que salga más veces. Lo que vi por la calle levantó en mí un terror indescriptible, lo que hace escasos veinte días eran calles desiertas, ya no lo son. Ahora moran por las mismas, los mismo seres que tú has descrito, ¿personas? con los ojos en blanco, con heridas y moratones por el cuerpo, con un caminar sin rumbo y ropas rasgadas. No sé cómo, pero son cadáveres vivientes, o como bien has dicho, zombis, y tampoco sé cómo, pero son capaces de detectar la presencia de vida...
Me he de despedir pues limito mis horas de electricidad al día por lo que pueda pasar, por suerte, el año pasado instalé unos paneles solares en mi casa, sólo los he probado una vez, pero bueno, creo que seguirán funcionado. Si me levanto mañana con ganas los probaré otra vez. De todas maneras, toda precaución y ahorro es poco.
Espero seguir leyéndonos.

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