Diario Zombi

- El nuevo diario zombi -

martes, 12 de abril de 2011

Capítulo 13 - En marcha con mi "Dominator" (Miguel)

Día 28 (madrugada): Hola de nuevo amigo. Aunque los tiempos son difíciles, no debemos ni rendirnos ni abandonar, pues la vida es lo único que nos queda. Intenta pensar en que si seguimos vivos es por algo, y ese algo no sólo tiene que ser matar zombis y descubrir qué está pasando, sino volver a estar con los nuestros e intentar encontrar una solución.
A mí me está empezando a pasar un poco como a ti, creo que le estoy perdiendo un poco el miedo a los zombis y eso que lo que me sucedió ayer... Serían las 5 de la madrugada y estaba durmiendo, cuando de repente un brutal lamento atravesó la calle. Duró algo así como 20 eternos segundos y se hizo el silencio, pero fue suficiente para no volver a conciliar el sueño.
Yo también tengo una necesidad imperiosa de encontrar a mi pareja. De hecho eso fue lo que motivó mi última escapada. De nuevo me tocó volver a bajar las diez plantas y esta vez no escuché a mi vecino del quinto (por suerte) y pude llegar a la calle sin ningún percance. Una vez comprobé que la calle estaba despejada, bajé al garaje a buscar mi vieja y fiel "Dominator" de seis y medio. Al principio pensé en coger mi coche, un Seat León, pues viajar en coche me daba mucha seguridad, pero pensé que si había cualquier percance como calles cortadas o grupos de zombis, me desplazaría de manera más ágil en mi motocicleta. Arranqué la Dominator a dos manzanas para evitar que el ruido atrajera a los zombis a mi casa y me puse rumbo a buscar a mi novia.
No fui a buscarla a su residencia habitual, pues si de verdad la conozco, antes que quedarse aquí, se iría a una pequeña casa que tenía en un pueblo vecino. 
Era la primera vez desde que había sucedido todo esto que conducía mi moto y por unos minutos tuve esa sensación de libertad y placer, que sólo una moto te puede dar (y más en una ciudad fantasma sin semáforos). Como habrás adivinado, esa sensación duró poco, porque no había atravesado ni media ciudad que al girar por una avenida me encontré de frente a un centenar de zombis. Frené en seco en la curva y la moto me pegó un derrape que casi me hace caer al suelo y convertirme en alimento para zombis.
No sé que hice pero se me paró el motor. Los zombis al verme,  se me quedaron mirando como el cazador cuando sorprende a su presa, ahora sé lo que siente el conejo o el ciervo cuando es sorprendido por el rifle de un cazador. Había un silencio sepulcral. Yo frente a ellos y éstos inmóviles sin dejar de mirarme. De repente, uno de ellos pegó un grito ensordecedor, ahora que lo pienso, tenía un tono parecido al que me despertó anoche... bueno, como iba contando, como un loco empezó a correr hacia mí. Yo estaba paralizado por el terror, pero sabía que en pocos segundos si no arrancaba la moto, éste vendría hacia mí y me mataría. Lo que a continuación sucedió, lo recuerdo como a cámara lenta, yo intentaba arrancar la moto y ésta no respondía, mientras, un enfurecido zombi, acompañado de unos torpes y amenazantes compañeros, se acercaba peligrosamente hacia mí.

Afortunadamente mi vieja Dominator no me falló y como si del rugido de un león se tratase, arranqué el motor, me di la vuelta justo antes de que ese zombi desquiciado llegase a mí, y los dejé atrás.
Cogí uno de los múltilples cinturones de la ciudad y sin más percance salí de allí.
En la carretera, vi un coche estrellado, paré un momento por ver si aún había esperanza de encontrarme a alguien con vida, pero lo que me encontré hizo que me diesen arcadas. Dentro del coche iban dos parejas jóvenes, tres de ellos estaban muertos y otro, el conductor, tenía una barra atravesándole el estómago y... ¡No paraba de moverse! Se notaba que sufría, pero cuando me vio con esos gélidos ojos blancos, su rostro pasó del sufrimiento a la rabia. Sin pensármelo, me puse nuevamente el casco y continué mi camino.
A los 20 minutos llegaba al pueblo y lo que me encontré me dejó atónito. No había ni un alma, parecía que lo habían abandonado, pero en la calle había aparcados varios vehículos. Detuve mi moto y grabé este vídeo con el móvil. Supongo que lo cogí por inercia pues obviamente no hay cobertura en ningún sitio, pero gracias a esto puedo dejar algo de constancia de lo que vi. Grabé muy poquito pues por prudencia no quise abandonar mucho rato la moto:

 

No sé qué pensarás al verlo, pero yo estoy completamente descolocado, no sé si alegrarme o no, obviamente no encontré a mi novia pues como te digo, daba la sensación de que el pueblo lo habían abandonado a su suerte. Lo único bueno que veo, es que hay zonas libres de zombis, al menos en apariencia, y que es posible que los habitantes hayan sido evacuados.
Mi regreso a casa, visto lo que había pasado, decidí hacerlo por los cinturones, aunque tuviera que dar más vuelta. Como anteriormente, a las dos manzanas paré el motor y arrastré la moto de nuevo hasta el garaje.

Alberto, no desesperes, puede que tarde o temprano nos encontremos con grupos de supervivientes y entre ellos estén los nuestros... No bebas demasiado.

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