Diario Zombi

- El nuevo diario zombi -

sábado, 6 de agosto de 2011

Capítulo 40 - La gran evasión (Miguel)

Día 146 (tarde): Lo reconozco, esto lo vi en un episodio de "The walking dead". A eso de las 6 de la mañana, la situación empezaba a ser insostenible. Uno de ellos golpeaba la puerta con gran severidad, por momentos pensé que la echaría abajo, hasta que de repente los golpes cedieron. Una fuerte tormenta había estallado y el sonido había peturbado a los zombis. Me asomé a través de las rejillas y vi como ellos miraban hacia la salida atónitos, tan absorto estaba en mis pensamientos visualizando que tal vez ese era el momento de escapar, que no me di cuenta que me había apoyado en el mango de la puerta, cuando de repente uno de ellos, el que seguramente no paraba de aporrear la puerta, me vió, con sus ojos inyectados en sangre a través de las rejillas y se abalanzó hacia la puerta, haciendo que ésta cediese. Todo sucedió muy rápido, Gara se avalanzó hacia él y empezó a tirar de su pantalón, lo que me dio tiempo a alcanzar un destornillador que había sobre la mesa. El zombi, no podía librarse de ella, otra vez la suerte estaba de mi parte, éste era demasiado torpe. Con el destornillador me avalancé sobre él y le atravesé el ojo, hasta que creo, llegué al cerebro y éste cayó muerto. Cerré la puerta y en fin...

Lo que a continuación sucedió es el resultado de agudizar el ingenio con la supervivencia y el haber visto muchas pelis de zombis, en cocreto la serie de "The walking dead". Como no sabía cómo salir vivo de esa situación, decidí despellejar al zombi, cubrí a Gara y a mí con sus restos (tendríais que ver la cara que me ponía la pobre) y siempre teniendo cuidado de no poner restos sobre una herida abierta y salir y rezar porque el olor a muerto nos confundiese con el resto. El plan funcionó a la perfección hasta que alcanzamos la salida. Teníamos menos de un minuto para llegar al coche antes de que la tormenta nos limpiase el hedor a muerto y los zombis nos detectasen.

Con mucho cuidado fui pasando al lado de ellos, algunos me miraban y olisqueaban, por suerte Gara, que iba pegada a mí, no les llamaba la atención, pero fue alcanzar la puerta y caer las primeras gotas sobre nosotros, y ver como un zombi de fase 2 que nos seguía con la vista desde hacía rato, se percató del engañó y corrió como un loco hacia nosotros. Pegó un grito tremendo que alertó al resto. Nos despojamos de los restos de muerto y corrimos como alma que lleva el diablo hacia el coche. Si mi pobre León no llega a arrancar a la primera creo que ahora mismo no lo estaría contando.

En fin, ahora estoy en una gasolinera repostando y cogiendo víveres. Por suerte estas carreteras secundarias nunca han sido muy frecuentadas y no me he encontrado con ninguna sorpresa. No sé dónde dirigirme.

Espero noticias de alguien.

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